Las percusiones existen entre nosotros desde el principio de los tiempos. Las hemos utilizado para animar las fiestas, para rituales religiosos, en el chamanismo, para resaltar actos sociales y políticos, para las guerras, … están presentes en cualquier tema musical que escuches y constantemente impregnan de ritmo a nuestra existencia. Todas las culturas del planeta ejecutan algún tipo de instrumento de percusión y en cualquier encuentro tribal están presentes, ya sea en un poblado Africano, en los Andes, en el Himalaya, en las llanuras de Norteamérica o en una fiesta de algún poblado Europeo. Ya sea en solitario o en una banda musical, la percusión anima el ambiente del evento, de la ceremonia, de la fiesta, da ritmo a la música elevando los ánimos y las ganas de celebración en las personas.
Cuando estás en la montaña y te permites escuchar los sonidos de la naturaleza, si agudizas tus sentidos acabarás escuchando los sonidos que te rodean, puede que no encuentres un patrón definido pero si profundizas en la observación acabarás identificando muchos más sonidos de los que conscientemente te permites escuchar y puedes llegar a experimentar los ritmos del entorno natural. Allí donde te encuentres siempre habrá ritmos sucediendo a tu alrededor, en la ciudad, en el trabajo, en la universidad, en el colegio, incluso en tu casa. Hasta dentro de tu propio cuerpo hay un ritmo permanente que se acelera o se calma según tu actividad física, los latidos de tu corazón.
Cuando escuchas un tema musical que te gusta, tu cuerpo reacciona y se mueve espontáneamente. En ese momento de conexión con la música, estás en sintonía entre tu cuerpo, mente y emociones. Cuando ese estado ocurre en tí, no piensas, estás disfrutando, tu cuerpo se está expresando. En este momento estás plenamente presente, tu energía es limpia, vital y experimentas un placer que obtienes de una manera sencilla, simplemente escuchando y dejándote influir por los ritmos.
Pero la vida está llena de variables, ya sea consciente o inconscientemente, uno está eligiendo constantemente cómo se relaciona con la existencia. Te centras en muchos aspectos racionales a tal punto que toda tu atención se centra en responder al entorno laboral, a los estudios, a la familia, a la pareja, y en esas transacciones van ocurriendo todo tipo de encuentros y desencuentros. Nos dejamos influenciar por lo que sucede en el entorno. Por ejemplo, asumimos que tenemos que sacrificarnos para llegar a fin de mes, que debes rendir en los estudios y que debes ser lo que los demás esperan que seas. Entonces te alejas de ti mismo, te identificas con todo lo externo a tí y en consecuencia, entierras de mil maneras lo que realmente sientes, lo que de verdad deseas, te metes tanto en el papel de lo que no eres que dejas de expresarte. Dejas de ser tu mismo al punto que hasta tu ocio deja de ser auténtico, porque haces lo que crees que esperan que hagas, que seas políticamente correcto. No haces lo que de verdad sientes, esperas la aceptación de las demás personas interpretando el papel de un personaje, porque sentirte solo te asusta o porque tienes miedo a hacer el ridículo siendo tu mismo.
Y mira que sencillo es romper con todo eso, te pones en un altavoz el tema musical que más te gusta y te dejas ir en cuerpo y alma bajo la influencia de un conjunto de sonidos y ritmos ejecutados con maestría, sincronizados de manera perfecta para movilizar algo muy primario que habita en las profundidades de tu ser, algo que la música extrae de manera espontánea. Tu vitalidad aflora, la mente pierde protagonismo y tu cuerpo se menea al ritmo de la música, eres tú en su estado natural, la alegría fluye a través de tu cuerpo, eres tan auténtico en ese momento que hasta los demás se fijan en esa dimensión que desconocían de tí. Eso es en esencia, el trabajo que propongo en mis talleres: PERSUSIÓN Y LIBERACIÓN EMOCIONAL A TRAVÉS DEL CUERPO.
Si en algún momento te animas a experimentar conscientemente con tu cuerpo, empieza escuchando música y dejando que tu cuerpo se exprese, observa tus emociones ¿Qué sucede mientras te mueves?

En mis talleres, lo que hacemos es provocar un recorrido profundo por tu cuerpo ayudado por unos ritmos tribales ejecutados para reconocer tu estado físico, identificar emociones y memorias congeladas. Despiertas tu parte más primaria, entre menos mente mas espontaneidad y durante el ejercicio te vas reconociendo poco a poco hasta llegar a un estado de meditación activa donde suceden muchas cosas, siempre será liberador, aunque te sientas bloqueado, ese nivel de consciencia te llevará a profundizar y a entender de donde viene ese bloqueo, puede que afloren memorias que reclaman ser liberadas porque tu cuerpo es sabio y quiere descargarse, puede que alguna emoción se abra paso y aflore, todo esto es el gran propósito de mi trabajo, conducirte a una liberación, a una descarga para armonizar cuerpo, mente y emociones a través de la sintonía entre los ritmos de las percusiones y tu cuerpo, con movimientos suaves, sin forzarte, sin exigirte. No tienes que ser como los demás, se trata de que seas tú mismo, de que respetes lo que sientas en ese momento, darte permiso para escucharte. Sienta bien reconocerse en un grupo, identificar que eres parte indiscutible de la gran tribu humana y que el compartir con los demás tus vulnerabilidades trae consigo la sanación, equilibrio emocional, conexión con la existencia, el reconocimiento de lo que eres en medio de los que son . Es más sencillo de lo que te puedas imaginar, pero tan efectivo y enriquecedor como para querer vivir la experiencia. ¿Te animas?