La identidad personal de los y las adolescentes, se forja a través del intercambio familiar, social y educativo, a través de experiencias, pruebas, decepciones, alegrías. A Través del descubrimiento, la aventura, la espiritualidad, a la necesidad de entender el mundo que les rodea. Todos estos elementos, entre otros muchos, ayudan a que una persona defina su carácter, sus rasgos personales, sus preferencias y su actitud delante de la vida en su camino a la edad adulta.
Sin embargo, definir exteriormente la identidad de un adolescente es cosa complicada, debido a que se deben considerar muchos aspectos en sus vidas. Sus necesidades aumentan debido la facilidad de acceso a la información, a través de las nuevas tecnologías, redes sociales, al bombardeo de los influencers, youtubers, la música, los videojuegos, entre otro sin fin de estímulos visuales y sensoriales de los que son objeto. Éste es el resultado de cómo la economía de mercado les ha convertido en los nuevos clientes del sistema.
En todo caso, cualquier adolescente, indistintamente de su procedencia, está influenciado y condicionado por sus raíces familiares, sociales y culturales. En algunos casos, la carga de la transición de la adolescencia a la edad adulta se duplica debido al fenómeno de la inmigración. Muchos adolescentes, conviven entre el entorno familiar y su origen y el entorno socio cultural que les rodea, teniendo que buscar formas para equilibrar las relaciones entre la familia y el sitio de acogida.
La familia como base de su identidad
Es muy importante la transmisión de valores, la complicidad, la tolerancia y la comunicación entre madres, padres e hijos. La familia les aporta una parte importante de sus identidades, el entorno en el que se mueven les aporta experiencia, internet les aporta rapidez en la información. Pero el reto más grande está en su autodefinición, es decir, en su identidad personal. Aquí es donde la familia juega un rol determinante. Si transmitimos unos valores, si despertamos su interés por la realidad cultural de su entorno, y somos capaces de responder a sus demandas intelectuales y emocionales, les estaremos aportando herramientas que les permitirá ser personas autónomas capaces de filtrar la información y los estímulos que les rodean, actuar y decidir con seguridad y evitar conductas de riesgo.
¿Que tener en cuenta?
La confianza y el diálogo son muy importantes en las relaciones familiares. Si hay confianza, se pueden mostrar con más facilidad los puntos comunes, pero también las diferencias de criterio. Los y las adolescentes necesitan argumentos intelectuales para asimilar las normas familiares, los límites y en determinados momentos un no es necesario.
Recordemos que en esta etapa de la vida, provar forma parte de sus procesos de desarrollo y crecimiento como personas. Un adolescente puede decantarse por tribus urbanas que adoptan estéticas, algunas clásicas como los hippy, heavy, pijo, … u otras alternativas más modernas, Emo, Hipsters, Underground, skaters, rapers, gamers, … esto son algunos ejemplos de cómo el entorno ha generado tantos prototipos de identidad que no necesariamente tienen que ser adoptados de por vida.
Puede que un adolescente tenga tendencia a probar ciertas estéticas que le permitan sentirse seguros, aceptados, parte de, no lo hacen por pura rebeldía, siempre hay otras necesidades de fondo que los adultos debemos de tomar en cuenta antes de juzgarles, etiquetarles o imponerles unas formas que no responden a sus expectativas.
Reforzar el sentido de pertenencia a la familia, con sus deberes y sus derechos, sus privilegios y obligaciones, valorando sus aportes y acotando los fracasos como fuentes de aprendizaje. Cuando cometen un error, a veces entretejen argumentos rocambolescos para ocultar su vergüenza a admitir que se han equivocado. Solo con una actitud amorosa y respetuosa de sus emociones, se pueden reconducir situaciones que en apariencia son insalvables. Paciencia, mucho amor, pero también firmeza, les ayuda a recolocarse siempre y cuando actuemos desde el adulto, padre, madre o tutor/a.
Una anécdota de viaje
Viajando por la localidad de Loja, en los Andes Ecuatorianos, tuve la oportunidad de intercambiar con una familia local de la Etnia Saraguro, observamos que los chicos adolescentes, vestían con estética occidental, específicamente, estética de raperos, pendientes en las orejas, gorra girada hacia atrás, pantalones caídos, …. Le preguntamos a sus padres si no les comportaba un conflicto que sus hijos adoptaran una estética muy opuesta a sus atuendos tradicionales, la respuesta fué muy sencilla, “ellos están en la adolescencia, tienen que probarse a sí mismos, cuando dejen de tener conflictos y sepan quienes son, no necesitarán nada más”.
Douglas Varela